Libro de oración













INTRODUCCIÓN

De muchas partes nos llegan preguntas de cómo y con qué oraciones invocar al Espíritu Santo. Respondemos publicando en este librito una pequeña colección de oraciones e invocaciones, ya de uso común, para rezar siempre, pero especialmente en la novena de Pentecostés.

Puede servir también a los grupos de «Discípulos y Apóstoles» cuando se reúnen para orar e invocar juntos al Espíritu Santo, especialmente en la Santa Misa mensual. A nuestros amigos recomendamos recitar diariamente al menos la Secuencia o el Himno al Espíritu Santo.

Debemos estar íntimamente persuadidos de que es necesario invocar insistentemente al Espíritu Santo si queremos que venga a nosotros para salvarnos y santificarnos.

Elevemos todos juntos en un coro potente y confiado la invocación:

!Manda Tu Espíritu y será una nueva creación!

y renovarás la faz de la tierra.

2

SECUENCIA DEL ESPÍRITU SANTO

Ven, Espíritu divino, Si tú le faltas por dentro; Manda tu luz desde el cielo Mira el poder del pecado, Padre amoroso del pobre; Cuando no envías tu aliento. Don, en tus dones espléndido,

Luz que penetras las almas; Riega la tierra en sequía Fuente del mayor consuelo. Sana el corazón enfermo,

Lava las manchas, infunde, Ven, dulce huésped del alma, Calor de vida en el hielo, Descanso de nuestro esfuerzo, Doma el espíritu indómito, Tregua en el duro trabajo Guía al que tuerce el sendero. Brisa en las horas de fuego, Gozo que enjuga las lágrimas Reparte tus siete dones, y reconforta en los duelos. 
 Según la fe de tus siervos; por Tu bondad y Tu gracia, Entra hasta el fondo del alma, Dale al esfuerzo su mérito; Divina luz, y enriquécenos. Salva al que busca salvarse Mira el vacío del hombre, y danos tu gozo eterno. Amén.

v:¡Envía tu Espíritu y será una nueva creación!

R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oremos -Dios Omnipotente, Padre del Señor nuestro Jesús Cristo, que nos has regenerado desde el agua y desde el Espíritu Santo liberándonos del pecado, infunde en nosotros tu Espíritu Paráclito: Espíritu de sabiduría y de intelecto, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de ciencia y de piedad, y rellénanos de tu santo temor. Te lo pedimos para Cristo nuestro Señor. Amén.

3

HIMNO AL ESPÍRITU SANTO

Ven, Espíritu Creador,

Visita las mentes de tus fieles,

y llena de tu gracia eterna

Los corazones que has creado.

Tú que eres el Paráclito

y don del Dios Altísimo,

Fuente viva, amor y fuego,

y unción espiritual.

Tú, gracia de los siete dones,

Dedo de la diestra de Dios,

Tú, promesa del Padre, .

Inspiración en la boca de los apóstoles

Llena de tu luz nuestros sentidos,

Infunde amor en los corazones,

refuerza la debilidad de nuestro cuerpo

con la fuerza perpetua de tu gracia.

Aleja de nosotros el enemigo,

Danos cuanto antes tu paz,

Guiados por tu presencia

Haz que evitemos todo mal.

Que por ti conozcamos al Padre,

y penetremos en el misterio del Hijo.

y creamos en ti en todo tiempo.

Tú que de los dos procedes. Amén.

V: Envía tu Espíritu y será una nueva creación!

R. y renovarás la faz de la tierra.

Oremos -Oh Dios, que has instruido tus fieles, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo, concede a nosotros de tener en el mismo Espíritu el sabor del bien y de gozar siempre de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

(Las oraciones que siguen la Secuencia y el Himno pueden ser intercambiadas).

* * *

Gloria, adoración, bendición y amor a Ti, ETERNO DIVINO ESPÍRITU, que has traído sobre esta tierra el Salvador de nuestras almas. Gloria y honor a su 
adorabilísimo CORAZÓN, que nos ama con Amor infinito!

* * *

Oh, Espíritu Santo, Alma del alma mía, yo te adoro: ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, enséñame lo que tengo que hacer, dame tus órdenes. Prometo someterme a todo lo que deseas de mi y aceptar todo lo que quieras que me fase: haz sólo que conozca tu voluntad.

(Esta sumisión al Espíritu Santo es el secreto de la santidad).

Cardenal Mercier

* * *

Ven Espíritu Santo, ven Potencia Divina de Amor, ven y llena mi pobre corazón:

purifícalo, santifícalo, hazlo todo tuyo.


INVOCACIONES A MARÍA SANTÍSIMA PAROBTENER EL ESPIRITU SANTO

!Oh purísima Virgen María, que en tu Inmaculada Concepción fuiste hecha por el Espíritu Santo Tabernáculo escogido de la Divinidad, reza para nosotros!

R. Y haz que el divino Paráclito venga pronto a renovar la faz del la tierra! Ave María...

O purísima Virgen María, que en el misterio de la Encarnación fuiste hecha por el Espíritu Santo verdadera Madre de Dios, reza para nosotros!

R. Y haz que el divino Paráclito venga pronto a renovar la faz del la tierra! Ave María...

O purísima Virgen María, que estando en oración con los Apóstoles en el Cenáculo fuiste inundada por el Espíritu Santo, reza para nosotros!

R. Y haz que el divino Paráclito venga pronto a renovar la faz del la tierra! Ave María...

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor!

* * *

V: ¡Envía tu Espíritu y será una nueva creación!

R. y renovarás la faz de la tierra.


ORACIÓN PARA IMPLORAR EL ESPIRITU SANTO

Eterno Padre, en nombre de Jesús Cristo y por la intercesión de la Virgen María, envíame el Espíritu Santo.

Ven, Espíritu Santo, en mi corazón y santifícalo.

Ven, Padre de los pobres, y alíviame.

Ven, Autor del bien, y consuélame.

Ven, Luz de las mentes, e ilumíname.

Ven, Consolador de las almas, y confórtame.

Ven, dulce Huésped de los corazones, y no te apartes de mí. Ven, verdadero Refrigerio de mi vida, y renuévame.

Tres veces «Gloria al Padre».

Espíritu Santo, eterno Amor, Ven a nosotros con tu ardores, Ven, inflama nuestros corazones.

* * *
Eterno Padre, en nombre de Jesús Cristo y por la intercesión de la Virgen María, envíame el Espíritu Santo.

Espíritu Santo, Dios de infinita caridad, dame tu santo amor. 
Espíritu Santo, Dios de las virtudes, conviérteme.
Espíritu Santo, Fuente de luces celestes, disipa mi ignorancia. 
Espíritu Santo, Dios de infinita pureza, santifica mi alma.
Espíritu Santo, Dios de toda felicidad, comunícate a mi corazón. 
Espíritu Santo, que habitas en mi alma, transfórmala y hazla enteramente tuya.
Espíritu Santo, Amor sustancial del Padre y del Hijo, permanece siempre en mi corazón.
Tres veces «Gloria al Padre».
Ven, inflama nuestros Espíritu Santo, eterno Amor, Ven a nosotros con tu ardores.

* * *
Eterno Padre, en nombre de Jesús Cristo y por la intercesión de la Virgen María, envíame el Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo, y dame el don de la Sabiduría. 
Ven, Espíritu Santo, y dame el don del Entendimiento. 
Ven, Espíritu Santo, y dame el don del Consejo.
Ven, Espíritu Santo, y dame el don de la Fortaleza.
Ven, Espíritu Santo, y dame el don de la Ciencia.
Ven, Espíritu Santo, y dame el don de la Piedad.
Ven, Espíritu Santo, y dame el don del Santo Temor de Dios.

Tres veces «Gloria al Padre».

Espíritu Santo, eterno Amor, Ven a nosotros con tu ardores, Ven, inflama nuestros corazones.

EL ESPÍRITU SANTO DEBE SER MÁS CONOCIDO, AMADO Y GLORIFICADO

Aquí están algunos pasajes del grande mensaje comunicado por Jesús a un alma predilecta, para la salvación y la santificación del mundo. Están entresacados del libro "Potencia Divina de Amor".
«¿Por qué la Iglesia, mi esposa, no honra entre los fieles con un culto más solemne, ardiente y práctico al Espíritu Santo?» (10-11-1965)

«Hazte intérprete de mis designios: Yo deseo que la Iglesia, Madre y Maestra de todos los creyentes, ponga en mayor relieve la acción del Espíritu Santo, Espíritu de vida, de verdad, de justicia y de amor» (11-11-1965)

«Entonces escucha la voz de tu amadísimo Señor: el culto que Yo pido para glorificar mayormente el Espíritu Santo, no será separado de lo que se debe a mi Sagrado Corazón... no será, por eso, un culto nuevo...» (3-4-1966)

«Es necesario que mi Iglesia de mucho relieve a la acción santificadora en las almas... hable más de ello. Hacerlo conocer mejor. Que se haga comprender a las almas que sin este divino Espíritu no se puede realizar nada que pueda complacer a la santidad de Dios tres veces Santo. Que se inculque en las almas un amor ardiente, confiado... que se Le invoque, que se le haga amigo familiar de cada instante, porque solamente Él es el inspirador del bien. Él solo transforma las almas en el calor de mi ardiente amor... Santifica los corazones. ¡ Él, en esta hora grave, puede salvar la humanidad!» (3-4-1966)

«Desde Loreto surgirá la nueva luz que alumbrará toda la tierra... y calentará con nuevo calor los corazones de los hombres... en la glorificación del Espíritu Santo» (3-6-1966)
«El mundo de hoy tiene necesidad de esta nueva Pentecostés... para que las almas se sientan sacudidas, iluminadas, fortalecidas para una renovación de vida cristiana... de una vida que más prontamente las conduce a la salvación, a la santificación. Oh, cuanto importa a mi Corazón la salvación de las almas! Es una exigencia a la cual no puedo renunciar» (5-8-1966)

«El atributo bajo el cual deseo que sea presente esta nueva llamada de mi Corazón, en honor del Espíritu Santo, será "POTENCIA DIVINA DE AMOR". ¿Comprendes? Potencia Divina, pero Potencia de Amor»
(1-12-1966)

«Es muy justo que donde es devotamente honrada mi Santísima Madre en el misterio del primer momento de mi Encarnación como Verbo del Padre, sea también honrado el Eterno Divino Espíritu que fue su inefable Artífice...» (10-12-1966)

«El Espíritu Santo, Espíritu de la eterna Caridad del Padre y del Hijo, descenderá y tomará estable morada en el Sagrado Templo para donar luz y gracia a cuantos lo visiten, y será centro de irradiación del culto que le es debido» (24-12-1971)

«Esta es pues toda la finalidad de la Obra: la glorificación del Espíritu Santo. Porque, en efecto para esto, ha surgido, ha crecido y se está desarrollando felizmente» ;' (1-6-1972)

«Que sea comprado el terreno y se empiece la construcción del Templo» (28-10-1974)
«Los medios no faltarán nunca, porque siendo obra de Dios, será siempre asistida y confortada por la Potencia del Alto»
(30-11-1974)
«Mi deseo es verdaderamente que sea edificado este Templo, para que llegue a ser lugar de atracción para el corazón de los hombres, y monumento de alabanza y de gloria a Dios, desde el segundo hasta el tercer milenio!» (20-5-1988)

«Al toque de mi gracia todo se cumplirá... y esta Obra también será construida... y el Templo... sí, también el Templo será construido... Y allí fijaré mi estable demora en manera especial, para que en los tiempos futuros pueda ser Centro de irradiación y de atracción para la salvación de innumerables almas y de la sociedad!» (21-5-1988)

«Este Templo será a lo largo de los siglos de la historia, el monumento a memoria del final del segundo y del inicio del tercero milenio.  y será colocado aquí como signo de luz, de consuelo y de atracción para la salvación de las almas a honor de la Iglesia del Dios verdadero, para honor del eterno Divino Espíritu por los siglos de los siglos!» (23-5-1988)




NOVENA AL ESPÍRITU SANTO

1 Espíritu Santo, don de Dios al alma mía, pensando en Ti, la emoción y la admiración me embargan.

No encuentro modo de expresar la felicidad íntima que me inunda al saber que eres mi huésped dulcísimo y vida divina en mí.

Como aguas que desbordan, mi alma queda anegada en el amor, la calma y el deleite de contemplarte. Me quedo como atónito ante tanta condescendencia; pienso en tu belleza siempre superior a cuanto se pueda decir o imaginar; pienso en tu inagotable riqueza de gracia, de dones, de virtudes, de felicidad, de frutos y de beatitud.

Pienso en tu tierna bondad que te impulsa a habitar en mí.. Tú tienes todo, tú puedes todo, tú quieres darme todo. Quedo, Señor, en uno estado de conmovida admiración a pesar de mi miseria que me hace ser el último de la tierra. Te bendigo, te adoro, te doy gracias, te pido todo. Dame todo, Espíritu Santo.

Gloria al Padre y al Hijo (…)

2 Espíritu del Señor y Celeste donador con la más profunda humildad, pero también con toda la fuerza de tus dones y en la contemplación íntima y suave de mis ardientes deseos, te suplico me concedas tus santos dones, particularmente la sabiduría y la piedad. Acrecienta en mí estos dones hasta su completo desarrollo, de modo que mi alma sea dócil y obediente a Ti, Maestro interior y yo viva habitualmente de Ti y de toda la Trinidad.

Gloria al Padre y al Hijo (…)

3 Espíritu Santo, Maestro interior y santificador, te pido con insistencia incansable que instruyas mi inteligencia sobre toda la verdad y que hables a mi corazón, que me santifiques cuidando mi alma como cuidaste la de Nuestra Señora, tu Esposa Inmaculada, la de los Mártires y de los Santos.

Estoy sediento de santidad: no para mí, sino para darte gloria a Ti, Maestro de los maestros, gloria a la Trinidad, esplendor a la Iglesia, ejemplo a las almas.

Veo, Señor, que no hay medio mejor para ser verdaderos apóstoles que el ser santos, pues sin santidad se resuelve bien poco. Espíritu Santo, escucha mi súplica y concédeme mis ardientes deseos.

Gloria al Padre y al Hijo (…)

4 Espíritu Santo, verdad y luz beatísima, siento una profunda amargura al constatar que eres casi completamente desconocido o casi olvidado por la mayor parte de nosotros.

No te pensamos nunca, porque andamos distraídos por muchas preocupaciones, absorbidos por el espíritu mundano, desatentos a tus premuras y delicadezas. !Cuál ingratitud!

Gran parte de esta culpa es nuestra, porque no vivimos la verdad de tu presencia y acción y de la cual casi nunca hablamos a las almas.

Acoge, Espíritu divino, estos pobres sentimientos míos, en reparación de tan deplorables olvidos, y como viva petición de luz para mí, para los sacerdotes y para los fieles.

Gloria al Padre y al Hijo (…)

5
Espíritu Santo, amor y suavidad del Padre y del Hijo, flor y perfume de la santidad de Dios, fuego divino encendido en mí, renueva enteramente mi corazón; limpia cada mancha y oscuridad, quema cada impureza, hazme conforme a la imagen y semejanza del Hijo divino.
Espíritu de fuego, que te dignas habitar personalmente en mí para santificarme, enciende en mí este fuego de amor, penetra y convierte con tu llama toda mi alma; desaparezca en mí cada afecto desordenado; empújame a conquistas apostólicas; dóname la gracia de ser llama, y de arder de puro y eterno amor.

Gloria al Padre y al Hijo (…)

6
Espíritu de fortaleza, que has dado a los mártires la fuerza de morir gozosamente por la causa de Cristo Señor, infunde en mí este don divino en toda su intensidad. Sacude mi pereza e indolencia, hazme fuerte para emprender todo lo que el Señor me pide, sin reparar en sacrificios o fatigas, para gloria tuya y en beneficio espiritual y material de todos los hermanos.
Dame la fuerza de continuar con ardor, sin cansarme, sin abandono, sin posibilidad de descuidar lo que he comenzado.
Dame firmeza y energía para defender intrépidamente la Iglesia, para afirmar ante todos la integridad de la fe y la verdadera obediencia al Papa y a los Obispos.
Dame la valencia sobrenatural en el apostolado; que yo os persevere hasta el final, a pesar de cualquier martirio del alma o del cuerpo. Espíritu divino, rodéame de tu omnipotencia, susténtame con tu vigor y penétrame de tu invencible fortaleza.

Gloria al Padre y al Hijo (…)

7 Espíritu de verdad y de luz, llama y calor de la luz, , luz beatísima, aclara y disipa de mi mente las sombras del error y de la duda.
Irradia e ilumina con perfecta claridad lo más íntimo del alma. Haz que yo rechace siempre cada error; que adquiera fuertemente a la verdad según las enseñanzas
de la Iglesia; que ande en tu esplendor.
Vestido de tu santa luz, haz que yo permanezca siempre en tu verdad y pura caridad. .
Gloria al Padre y al Hijo (…)

8 Espíritu purificador, purifícame de cada mancha. Santifícame y dame las virtudes de Jesús, sus mismas intenciones y disposiciones interiores. Seas en mí el mismo Espíritu de Jesús. Comunícame hacia Jesús el mismo amor con el que el Padre ama a su Hijo divino y dame la misma atracción que el Padre siente hacia su amadísimo y carísimo Hijo Jesús.
Gloria al Padre y al Hijo (…)

9 Espíritu Santo, te suplico de iluminar mi mente con la claridad de tu luz, necesaria para mí, y para los que a mí se dirigen, y de sostener mi débil voluntad con gracias de amor y de fortaleza.
Divino santificador, condúceme a la cumbre de la santidad, por medio del trabajo continuo, paciente, dócil a tus premuras.

La santidad eres tú y yo debo dejarte vivir en mí, favoreciendo tu obra de perfección.
Divino renovador, renueva todo, elimina cada mal, cada peligro, cada maldad, haz todo nuevo en mí, purifícame, hazme todo santo. '
Divino vivificador, Alma de mi alma, dame la fuerza de testimoniar y glorificar siempre, junto a Ti, el Hijo Divino y de vivir para su gloria y de morir en su amor.
Divino donador, dame tus dones para contemplar a Dios en la luz de sus misterios, para comprender el verdadero valor de la vida, y de las cosas, y para amar a todos con pura caridad como si ya estuviera en el cielo. Gracias. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo (…)


RQSARIO DEL ESPIRITU SANTO

COMIENZO

. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre …

R. Como era en principio …

-Gloria, adoración, bendición... (se repite en cada misterio después del Gloria).

-Se anuncia el misterio y se medita por un momento en silencio o se lee la Palabra de Dios.

-Sigue el Padre nuestro y el Ave María.

-Por siete veces se dice:

V. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.

R. Y enciende en ellos el fuego de tu Amor.

-Se concluye con el Gloria.

-Al inicio, entre un misterio y otro, y al final del Rosario, se aconseja un canto al Espíritu Santo.

Se usa la corona roja, con siete cuentas, propia para el Rosario del Espíritu Santo.


LOS MISTERIOS

1 Jesús está concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María. (Lc 1,30-35)

2 Jesús está consagrado Mesías en el Jordán por el Espíritu Santo. (Lc 3,21-22)

3 Jesús muere en la cruz para quitar el pecado y dona el Espíritu Santo. (Jn 19,28-30)

4
Jesús dona a los Apóstoles el Espíritu Santo para la remisión de los pecados. (Jn 20,19-23)

5 El Padre y Jesús, en Pentecostés, derraman el Espíritu Santo: la Iglesia, constituida en poder, se abre a la misión en el mundo. (He 2,1-13)

6 El Espíritu Santo desciende por primera vez sobre los paganos. (He 10,34-48)

7 El Espíritu Santo guía a la Iglesia de todos los tiempos, dándole sus dones y carismas.

(He 15,22-29; Ga 5,22-23; 1 Co 12,12-14; Rm 8,26-27)

Al final: un ..«Pater», «Ave», «Gloria» para que el Espíritu Santo ilumine el Santo Padre y los Obispos en su ministerio pastoral.

CONCLUSIÓN

Puede seguir la oración de las Letanías y el Acto de donación y de consagración al Espíritu Santo (páginas siguientes).

LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO

Señor, ¡Ten misericordia de nosotros! Cristo, ¡Ten misericordia de nosotros! Señor, ¡Ten misericordia de nosotros! Padre todo poder, ¡Ten misericordia de nosotros!

Jesús, Hijo eterno del Padre y Redentor del mundo, Sálvanos!

Espíritu del Padre y del Hijo, que unes las dos vidas, ¡Santifícanos!. Santísima Trinidad, único Dios, ¡Escúchanos!

Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, ¡Ven a nuestros corazones!

Espíritu Santo, que eres igual al Padre y al Hijo,

Promesa de Dios Padre,

Rayo de luz del cielo,

Autor de cada bien,

Fuente de agua viva,

Fuego consumidor,

Unción espiritual,

Espíritu de amor y de verdad, ¡Desciende sobre nosotros! Espíritu de sabiduría y de ciencia,

Espíritu de consejo y fortaleza,

Espíritu de intelecto y piedad,

Espíritu del santo temor de Dios,

Espíritu de gracia y de oración,

Espíritu de paz y de mansedumbre,

Espíritu de modestia y de inocencia,

Espíritu confortador,

Espíritu santificador,

Espíritu que gobiernas la Iglesia,

Don del Dios Altísimo,

Espíritu que llenas el universo, desciende sobre nosotros! Espíritu de adopción

de los hijos de Dios, desciende sobre nosotros! Espíritu Santo, inspira en nosotros el horror de los pecados. Espíritu Santo, ven y renueva la faz de la tierra.

Espíritu Santo, irradia con tu luz nuestras almas.

Espíritu Santo, marca tu ley en nuestros corazones.

Espíritu Santo, inflámanos con el fuego de tu amor.

Espíritu Santo, derrama en nosotros el tesoro de tus gracias. Espíritu Santo, enséñanos a rezar mejor.

Espíritu Santo, ilumínanos con tus divinas inspiraciones. Espíritu Santo, condúcenos por el camino de la salvación. Espíritu Santo, haznos conocer .la única cosa necesaria. Espíritu Santo, inspira en nosotros la práctica del bien. Espíritu Santo, concédenos el mérito de todas las virtudes. Espíritu Santo, haznos perseverantes en la justicia.

Espíritu Santo, seas Tú nuestra eterna recompensa.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, mándanos tu Espíritu!

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, llena nuestras almas de los dones del Espíritu Santo!

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, dónanos el Espíritu de sabiduría y de piedad!

v: envía tu Espíritu y será una nueva creación!

R. y renovarás la faz de la tierra.

Oremos -O Dios, que en el misterio de Pentecostés santificas tu Iglesia en cada pueblo y nación, difunde los dones del Espíritu Santo hasta los confines de la tierra y continua hoy, en la comunidad de los creyentes, los prodigios que hicisteis al comenzar de la predicación del Evangelio. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.


ACTO DE DONACIÓN Y DE CONSAGRACIÓN AL ESPIRITU SANTO

Espíritu Santo, Espíritu de Jesús y del Padre,

Tú quieres habitar en mí, pobre pecador,

y transformarme en templo de tu gloria.

Ven, Espíritu de la Comunión divina,

ven, y llena todo mi ser.

Ven y úneme a Jesús crucificado y resucitado,

para ser con Él y con sus hermanos un solo cuerpo,

un hijo predilecto del Padre.

Tú TE HAS DADO A MÍ SIN MEDIDA.

HUMILDEMENTE YO TAMBIÉN ME DOY

Y ME CONSAGRO A TÍ.

Hazme dócil a tu acción

para que Tú puedas realizar tu Misión en mí,

en la Iglesia y en el mundo,

ahora y hasta la hora en que me entregue contigo

entre las manos del Padre,

como Jesús, para la eternidad.

Te ruego con María y todos los Santos.

Amén. Aleluya.

LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO

se propone llevar a la práctica todos los medios y todas las fuerzas:

-para hacer «conocer, amar y glorificar» al Espíritu Santo;

-para promover un «culto más solemne, ardiente y práctico» en la Iglesia de Dios;

-para «poner de relieve Su acción de vida, de verdad, de justicia y de amor», en las almas y en .la sociedad.

La Obra comprende la Asociación laical "Potencia Divina de Amor" canónicamente erigida por el Obispo de Palestrina, compuesta de fieles, hombres y mujeres, los cuáles en su estado de vida seglar, viven y atestiguan su ser Discípulos y Apóstoles del Espíritu Santo, y .las Familias Religiosas, masculina y femenina, también erigidas canónicamente por el Obispo de Palestrina, las cuáles viven en las respectivas Casas de Palestrina.
Estas son almas que, acogida prontamente la llamada del Señor, se consagraron a la Potencia Divina de Amor. Obedecen a la voz de Jesús que dice: «Yo suscitaré almas de gran buena voluntad, que guiarán la Obra por el sendero de mis proyectos» (11-12-1974).
Aprovechamos de la publicación de estas sublimes oraciones y elevaciones para recordar que toda alma cristiana es, en virtud del propio bautismo, DISCÍPULA
y APÓSTOL del Espíritu Santo.

En cuanto «discípula» debe recordar que:
-en el Bautismo, al hacerse cristiana, ha recibido al Espíritu Santo.
-por la presencia del Espíritu Santo se ha convertido en Templo de Dios.
-el Espíritu Santo es Dios y puede ser «contristado», y también expulsado por el pecado.
-el Espíritu Santo reside en el alma como un motor que mueve todo, come una guía que dirige todo, como un maestro que enseña todo, como un amigo que de continuo acompaña.
-para esta razón es necesario que el alma se deje mover y guiar únicamente por su dulce fuerza, que acepte sus divinas enseñanzas, que le tenga como su única y sola compañía.
-esta divina presencia hace al alma hija del Padre, hermana de Jesús, esposa del Espíritu Santo.
-la presencia continua del Espíritu Santo introduce al alma en el círculo de la vida divina, por lo cual Dios vive en el alma y el alma en Dios.
-el dulce Huésped no puede ser dejado sólo: el alma debe vivir de Él, por Él, en Él. Se requieren para esto continuo recogimiento, asidua oración, dulces coloquios: en todo tiempo, en todo lugar, en cualquier trabajo.
Por el Espíritu Santo, el alma participada de la nobleza de la familia Divina: por lo tanto no tendrá nunca el atrevimiento de rechazar con el pecado tan excelsa dignidad.
En cuanto es «apóstol» debe recordar que:
-en el día de la Santa Confirmación, ha aceptado el empeño solemne, impreso con el carácter indeleble, de ser a imagen viviente de Cristo y de testimoniarlo en todas partes y siempre.
-este empeño la estimula y empuja incesantemente a dilatar el Reino de Cristo por todas partes.
-su celo debe parecerse al de los Apóstoles después de recibir el Espíritu Santo en el día de Pentecostés.
-su palabra ardiente al encender la Fe, la Esperanza, y la Caridad, inflamada contra el mal, de cualquier género y especie, en cada lugar y tiempo, debe destruir el reino de las tinieblas para edificar el Reino de Cristo.
-debe dedicarse a hacer comprender a los hombres, con palabras y obras, que son templos de Dios, dignos por tanto del mayor respeto para el alma y el cuerpo.
-los Cristianos deben tomar conciencia de que el Espíritu Santo, que está en ellos por la gracia del Bautismo, les ha elevado a la más excelsa dignidad en cuanto se han transformado en hijos de Dios.
-deben por tanto defender esta nobleza divina de todo asalto del maligno, amando la verdad y el bien y huyendo el mal.
-como la Redención fue cumplida del Cristo con la obra de esta Potencia Divina de Amor, así también la aplicación de los frutos de la Redención, por medio de los Sacramentos, es obra del mismo Espíritu Divino.
-todo será renovado si los bautizados recibieran Su luz, Su amor, Su fuerza.
-la vida sobrenatural en la Iglesia y en las almas es toda obra del Espíritu Santo.
-el Centro de irradiación cumple en Italia y al extranjero una amplia actividad de apostolado en continuo desarrollo y, terminados todos los asuntos burocráticos, ha empezado la construcción del Templo y de la Ciudadela para la glorificación del Espíritu Santo. según el deseo Divino de crear un centro de culto y de adoración de la Potencia Divina de Amor.
-puede siempre dirigirse a este Centro para instrucciones, consejos y para obtener material de apostolado a gloria del Espíritu de la Eterna Caridad

LOS CENÁCULOS DE ORACIÓN

Grupos de Discípulos y Apóstoles del Espíritu Santo
Exhortamos a todas las almas que desde hace tiempo siguen nuestro labor, a formar CENÁCULOS de ORACIÓN para conocer, amar y glorificar más el Espíritu Santo.
Estos grupos pueden ser formados en familia o entre familias y también formadas de pocas almas. Se pueden reunir en cualquier lugar o casa que sea, y en cualquier tiempo. Si es posible, conviene que se encuentren juntos, una vez a la semana, o cada quince días, o, como mínimo, una vez al mes.
En la reunión, imitando a la Virgen y a los Apóstoles en el Cenáculo, escucharán la palabra de Dios, leída y comentada, y dirán oraciones e invocaciones al Espíritu Santo. Que tengan a mano al menos el Nuevo Testamento, el libro "Potencia Divina de Amor" y el presente librito. Donde posible, los cenáculos se reúnan en la iglesia, y de acuerdo con el Párroco se celebre la Misa mensual votiva del Espíritu Santo.
Extendemos la invitación a las alma más sensibles... a aquellas que tienen necesidad de luz, de fuerza y de amor... a los pequeños y a los inocentes. Todos saldrán espiritualmente mejor dispuestos, más confiados y más iluminados.
¿Por qué no probar? No cuesta nada hacer una prueba. Oh, el Espíritu Santo no se invoca jamás en vano!

Millones de estos pequeños cenáculos pueden hacer descender «una nueva oleada del fuego del Espíritu Santo y "renovar la faz de la tierra".
Con el fin de hacer conocer y glorificar el Espíritu Santo, hemos impreso algunos textos, entre los cuáles, el presente librito y los escritos de la "Pobre Alma", reunidos en el libro "Potencia Divina de Amor", material que todos nos pueden libremente pedir.
Además publicamos un periódico mensual que en su simplicidad es útil para mantenernos en comunión y conocer los desarrollos de la Obra.
Ya que vivimos y trabajamos con lo que la providencia nos dona, aceptamos cualquier oferta para el potenciamiento de nuestro apostolado en el mundo y para la construcción de la Ciudadela y del Templo del Espíritu Santo.

ven, Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo,
Alma de mi alma, mi Consolador,
ven, yo Te adoro!
suscita muchos y fieles Discípulos,
laicos y religiosos a Ti consagrados,
transfórmalos todos en santos y celosos Apóstoles
y será renovada la faz de la tierra!

COMPROMISOS DE LOS DISCÍPULOS y APÓSTOLES

1) Los Discípulos y los apóstoles del Espíritu Santo se consagran hacía la Potencia Divina de Amor, dándole la inteligencia, el corazón, la voluntad y todo su propio ser, templo del Espíritu Santo.

2) Se dedican a hacer «conocer, amar y glorificar» el Espíritu Santo, para promover un "culto más solemne, ardiente y práctico", y para poner de relieve «su acción de vida, de verdad, de justicia y de amor».

3) Recordando la palabra de Jesús: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos» (Mt 18,20), organizan Cenáculos de oración, en familia o entre familias y en las parroquias y se hacen animadores de ellos.

4) Promueven y organizan, en la Parroquias y en los otros lugares de culto, la Santa Misa mensual a honor del Espíritu Santo y la Novena en preparación a la solemnidad de Pentecostés.

5) Invocan muchas veces al día el Espíritu Santo con la Secuencia y con breves jaculatorias, recitan el Ángelus recordando la Encarnación del Verbo, de la cual, el Espíritu Santo fue «el inefable Artífice».

Promocionad también en vuestro País una asociación erecta de acuerdo con el Estatuto de la asociación Madre Italiana. Viviendo esta espiritualidad os sentiréis más unidos al Divinísimo Espíritu y más comprometidos para conocerlo, amarlo y glorificarlo.



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